A los 25 años Luciano rompió las barreras de la discriminación y con gran voluntad se graduó como contador público en la UCA. Fue elegido como uno de los personajes destacados por La Capital en 2009.
“Me recibí”. Eso sólo escribió Luciano Palazesi en un mensaje que llegó a este medio. Y no hizo falta más. Los que lo conocen saben que su vida está marcada por el esfuerzo, la voluntad y un gran optimismo por romper las barreras de la discriminación. A los 25 años, Luciano se graduó como contador público en la Universidad Católica Argentina (UCA), con sede en Rosario. El año pasado fue distinguido en Buenos Aires con el premio Bienal Asociación de Lucha contra la Parálisis Infantil (Alpi).
Luciano terminó de cursar las materias a fines de 2009 con promedio de 8 en sus notas, pero como es común al ámbito universitario luego quedan materias por aprobar. Y Luciano lo logró el miércoles pasado cuando dio su último examen.
La noticia estalló con felicitaciones en su muro de Facebook, alentándolos por el logro. El sólo agradece.
A este joven que vive en la zona oeste de Rosario, una parálisis cerebral de nacimiento le dejó secuelas motoras y en el habla. Pertenece a una familia modesta, trabajadora y, como afirmó su mamá Adriana en una nota realizada por este diario, “de mucha audacia”.
No caben dudas, porque la familia del joven arrancó la pelea por la inclusión desde antes de la llegada de este Luciano Lo hicieron con Juan (32 años), su primer hijo, que nació con síndrome de down. Más tarde llegó María (30 años).
Luciano cursó la primaria y la secundaria en escuelas comunes. Terminó su secundario en el Colegio Nacional de San Lorenzo con promedio 9.23, y siendo siempre escolta o abanderado.
Y como es de condición humilde consiguió una beca en la Universidad Católica de Rosario, que -según cuenta su familia- no dudó en darle este beneficio.
“La gente tiene miedo a lo desconocido, temor a con qué se va a encontrar o cómo va a actuar cuando esté frente a una persona discapacitada. Sin embargo, la lucha es permanente. Por eso, sostengo que los escalones siguen siendo infinitos", confesó Luciano Palazesi en la nota donde se daba cuenta del premio nacional Alpi.
Luciano terminó de cursar las materias a fines de 2009 con promedio de 8 en sus notas, pero como es común al ámbito universitario luego quedan materias por aprobar. Y Luciano lo logró el miércoles pasado cuando dio su último examen.
La noticia estalló con felicitaciones en su muro de Facebook, alentándolos por el logro. El sólo agradece.
A este joven que vive en la zona oeste de Rosario, una parálisis cerebral de nacimiento le dejó secuelas motoras y en el habla. Pertenece a una familia modesta, trabajadora y, como afirmó su mamá Adriana en una nota realizada por este diario, “de mucha audacia”.
No caben dudas, porque la familia del joven arrancó la pelea por la inclusión desde antes de la llegada de este Luciano Lo hicieron con Juan (32 años), su primer hijo, que nació con síndrome de down. Más tarde llegó María (30 años).
Luciano cursó la primaria y la secundaria en escuelas comunes. Terminó su secundario en el Colegio Nacional de San Lorenzo con promedio 9.23, y siendo siempre escolta o abanderado.
Y como es de condición humilde consiguió una beca en la Universidad Católica de Rosario, que -según cuenta su familia- no dudó en darle este beneficio.
“La gente tiene miedo a lo desconocido, temor a con qué se va a encontrar o cómo va a actuar cuando esté frente a una persona discapacitada. Sin embargo, la lucha es permanente. Por eso, sostengo que los escalones siguen siendo infinitos", confesó Luciano Palazesi en la nota donde se daba cuenta del premio nacional Alpi.
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